La herida de abandono y el apego ansioso en las relaciones
Algunas claves para sanar y transformar tu forma de vincularte
¡Hola, alma libre!
Hace unos días, una mujer del Club Metamorfas (mi grupo de telegram para mujeres que eligen vivir sus procesos sostenidas por la tribu, es gratis y eres bienvenida a unirte si así lo sientes!) nos compartió esto:
Y, seguidamente, otra mujer compartió esto:
Así que vamos a abordar hoy esta temática.
Pero antes de empezar, como siempre, te invito a hacer un par de respiraciones lentas y profundas. Desacelerar la respiración es codificado por tu cerebro como “estoy a salvo, me puedo relajar”. Y cuando te relajas, hay una capacidad mayor de recibir, de comprender, de asimilar, de conectar puntos y de que este momento que estás dedicándote para nutrirte, pueda nutrirte. Disfrútate mientras lees.
¡Empezamos!
Seguramente has oído hablar en algún momento de las 5 Heridas de la infancia:
Herida de abandono
Herida de rechazo
Herida de humillación
Herida de traición
Herida de injusticia
Y, curiosamente, todos los humanos de este planeta Tierra nos identificamos con una o más de estas heridas.
Hoy, vamos a entrar a profundizar en la herida de abandono, y vamos a comprender cómo esta herida nos lleva a un apego ansioso ambivalente en las relaciones. Vamos a ver qué significa esto y a reflexionar sobre qué podemos hacer para abrazarlo y transformarlo.
Pero primero,
lo primero.
¿Qué es la herida de abandono?
La herida de abandono es una herida emocional que se crea cuando, siendo niñas, sentimos que nuestros padres o cuidadores principales no siempre están disponibles para satisfacer nuestras necesidades. A veces podemos contar con ellos, y a veces no. A veces responden con tranquilidad y cariño, y otras veces con respuestas exageradas o ansiosas. Puede ser que fueran padres distantes, fríos, inaccesibles emocionalmente. Hay una percepción de que nuestras figuras de apego no están disponibles, o al menos, no de forma permanente.
Así pues, no hay una conexión directa entre las necesidades de la niña y la respuesta de los cuidadores. En consecuencia, la niña no puede confiar en sus figuras de apego, no los percibe disponibles, y aprende que debe llamar la atención para que sus demandas sean satisfechas.
La ambivalencia o abandono emocional, genera mucha ansiedad, una autoestima muy baja y una gran inseguridad.
La herida de abandono no necesariamente viene de haber sentido una ausencia física, sino de haber sentido una ausencia afectiva y emocional.
“Se alejaron físicamente o estando presentes, no estaban ahí para mí”
Esta herida hace que esa niña no se sienta amada ni vista, y codifica que los vínculos no son algo seguro ni recíproco. Siente que ella, así tal cual es, no es digna de amor o no merece la atención de los demás, y que tiene que hacer algo excepcional -o exagerado- para ser amada.
La emoción más recurrente en una persona con la herida de abandono es la tristeza, y buscan la compañía de otras figuras de apego para no sentir esta emoción. Además, tienen una sensación de que nada es suficiente.
Pd: Tus figuras de apego son esas personas que sientes más cercanas afectivamente. Son personas que para ti son muy importantes. Cuando eres niña esta figura es tu madre y/o tu padre, o cuidadores principales. Cuando eres adulta, puede ser tu pareja, tu hermana, tu madre, tu padre, una amiga, tus hijos… . Solemos tener dos o tres figuras de apego en nuestro entorno, pero normalmente tenemos una figura de apego que es la más importante.
Haber vivido ese abandono o ausencia emocional de parte de los cuidadores principales, genera un pequeño trauma que queda como una memoria en el cuerpo.
Si no atendemos a esto, seguiremos vinculándonos de adultas, desde la niña, desde esa niña que tiene miedo a ser abandonada, a quedarse sola; desde la dependencia y necesidad de un otro, desde la sensación de no ser dignas de amor y de no valernos por nosotras mismas.
Veamos cómo afecta esta herida emocional a los vínculos cuando somos adultas, para comprender y poder reconocer e identificar si esto nos resuena; para después entrar a ver qué podemos hacer para sanar esta herida y transformar esta forma de vincularnos.
¿Qué tipo de vínculos se crean desde la herida de abandono?
La herida de abandono lleva a estas personas a relacionarse desde un apego ansioso -también conocido como apego ambivalente-, y este tipo de apego genera una alta dependencia emocional (“necesito a un otro”).
Su mayor miedo es la soledad, por lo que se construye una máscara protectora de dependencia, llegando a aceptar lo inaceptable en sus relaciones con tal de tener a esa figura de apego cerca.
Las personas dependientes sienten que no son capaces de valerse por sí mismas, y que necesitan a un otro en quien apoyarse. Por ello, las personas dependientes buscan siempre tener cerca a su figura de apego, estar en contacto, tener su atención. Y para ello, pueden adoptar, de forma inconsciente, 2 roles:
El rol de víctima. Para asegurar que sus figuras de apego quieran cuidar de ellas y rescatarlas de su “desgracia”. Utilizan su narrativa como gancho para que no las abandonen.
O bien, en la otra polaridad, pueden tomar el rol de salvadoras. Dan mucho a los demás, asumiendo responsabilidades que no les corresponden, para sentirse necesitadas y amadas de vuelta (adoptan el papel de “madres” o “padres” de su pareja o su entorno) y después sienten que no reciben tanto como ellas dieron, por lo que se perpetúa la sensación de no ser suficientemente amadas.
“Tengo que hacer lo que sea necesario para evitar que vuelvan a abandonarme; aunque eso signifique abandonarme a mí misma, olvidándome de mí o manteniéndome en relaciones poco sanas”
También viven en un estado de hipervigilancia, que es un estado de ansiedad baja o moderada pero constante, en el que se encuentran escaneando el ambiente y las relaciones en signos potenciales de peligro. Por ejemplo: interpretar un tono de voz raro en su pareja y pensar que eso es que le va a dejar, o tener el móvil en la mano esperando a la respuesta a su mensaje y revisar cuantos minutos está tardando en responderle, o contar cuantos días hace que no les dicen “te quiero” o “te amo” y reclamar para comprobar que siguen siendo amadas,..
¿Cómo puedo identificar si tengo la herida de abandono y/o apego ansioso?
A continuación te comparto algunas características que presentan las personas adultas que aún tienen la herida de abandono latente y, por consiguiente, se relacionan desde un apego ansioso ambivalente.
Te invito a observar con cuantas de estas características te sientes identificada:
Te cuesta separarte o estar lejos de tus figuras de apego (pareja, hijos, amigas,…).
Cuando estás lejos de tus figuras de apego, te sientes insegura, inquieta o preocupada.
Sientes que los demás no te aman tanto como tú a ellos, que su forma de amarte no es suficiente, o que no entienden tus necesidades.
Sientes un miedo atroz a que tu pareja pueda dejarte, y si decide hacerlo, hay una reacción desmedida en ti (celos, berrinches, ataque de ansiedad,...).
Eres una montaña rusa emocional y muy a menudo te sientes triste.
Puedes sentir que te cuesta confiar en los demás, solo te sientes segura cuando estás con tus figuras de apego.
Te cuesta dejar ir relaciones que sientes que no son sanas, tienes una sensación de que no podrás salir adelante sola.
Te has sentido responsable de las acciones violentas, irrespetuosas o inadecuadas de tu figura de apego.
Te cuesta poner límites y pedir lo que necesitas con claridad y determinación, por si eso lleva a tu figura de apego a enfadarse o abandonarte.
Tiendes a alejarte de otras personas, para estar todo el tiempo disponible para tus figuras de apego -por ejemplo, desde que iniciaste una relación, dejas de ver a tus amigas-.
En tus relaciones, te ves en el rol de víctima y/o el rol de salvadora.
Puedes tener dificultades para tomar cualquier decisión sin antes consultarlo con tus figuras de apego.
Necesitas constante reafirmación de que te aman y de que se van a quedar contigo. La sola idea de que puedan dejarte te produce mucha ansiedad.
Con tu pareja, cuando lo sientes distante, puedes sentir como se activan celos, posesividad, necesidad de control, manipulación…
Demandas constantemente la atención a tu figura de apego. Por ejemplo, enviándole un mensaje para ver que te responde.
Tu autoestima fluctúa, dependiendo de la aprobación o desaprobación de los demás.
Cada vez te genera más incomodidad o ansiedad las situaciones sociales, y cada vez te aíslas más y acudes menos a eventos sociales.
Antepones las necesidades de los demás a tus propias necesidades.
Te cuesta ser autónoma, independiente. Tu foco está en la vida de tu figura de apego, y no tomas las riendas de tu propia vida, tus propios proyectos, tus propios sueños.
Tienes tendencia a evitar encontrarte contigo misma. Es posible que hayan vicios en tu Vida (trabajo, tabaco, alcohol, redes sociales,…), cualquier cosa para evitar conectar con tu verdadero sentir, con tu dolor, con tu miedo.
Si te has sentido identificada con varias o la mayoría de estas afirmaciones, lo más probable es que tengas una herida de abandono, y por consecuencia, te estés relacionando con el mundo desde un apego ansioso -ambivalente-.
Poder reconocerlo, ya es un montón.
Solo cuando sabemos qué nos está pasando y por qué nos sentimos como nos sentimos, podemos hacer algo con ello.
A continuación te comparto algunos puntos sobre los que puedes poner tu atención para empezar a sanar esta herida y empezar a sentirte mejor contigo misma y en tus relaciones.
¿Cómo puedo transformar esta forma de vincularme?
Para transformar tu forma de vincularte, vas a necesitar transformarte a ti. Y eso significa estar dispuesta a sentir el dolor y el miedo que implica dejar ir una identidad que hasta ahora has sentido parte de ti.
No es agradable el proceso, por experiencia lo sé. Pero también sé que vale mucho, mucho, mucho la pena introducirte en este camino que te va a llevar a sentirte más libre, más amada, más capaz, más empoderada, más Tú, el resto de tu Vida.
Te invito a decirte internamente un “¡Ya basta! Hoy empiezo este camino de sanación de esta herida, hoy elijo empezar a vincularme desde otro lugar, hoy elijo hacer lo que sea necesario para soltar esta máscara”.
No es algo que vayas a hacer de la noche a la mañana, y quizás vas a necesitar ayuda de otras personas, pero lo más importante es que te des cuenta de que ya no toleras más vivir así, sufriendo en tus relaciones, incapaz de moverte por tu Vida de forma independiente. Si aún estás leyendo este articulo, es que sabes que puedes hacerlo.
Un paso tras un otro, un día a la vez.
Hoy empieza este viaje.
El viaje es hacia la intención de soltar esa máscara de dependencia que te impide conectar verdaderamente contigo y relacionarte de forma sana con el mundo (como sucede con cualquier tipo de máscara).
Y para ello, para soltar esa protección, primero necesitas sentirte suficientemente segura, capaz, de sostenerte a ti misma en tus propias necesidades y en tu camino de vida.
Y descubrir así que, puedes vivir en una relación en la que no necesitas al otro y no reclamas nada, y aún así, el otro elige quedarse a tu lado, por amor. Y si el otro elige irse, porque no quiere compartir su vida contigo, puedes agradecerle su honestidad y dejarlo ir, porque sabes que siempre vas a tenerte a ti misma, y a otras personas de tu entorno, y vas a estar bien.
Vamos con algunos puntos claves, prácticos, bajados a tierra, en los que puedes poner tu foco. Te invito a tomar papel y boli y a anotar aquellos puntos que más te resuenen para que los tengas a mano en tu día a día y los puedas llevar a cabo.
Al final de estos puntos, te comparto cuál fue el punto que a mí, en mi propio proceso, más me ayudó a soltar el miedo a quedarme sola y por consiguiente, la máscara de dependencia.
1. Aprende a autorregular tu Sistema Nervioso
Empieza por aquí.
El apego ansioso, como la misma palabra dice, nos hace sentir ansiedad.
También hemos hablado de ese estado de hipervigilancia, que es un estado de ansiedad moderado pero constante.
Tu Sistema Nervioso Simpático (SNS) está activado la mayor parte del tiempo -en la imagen de abajo, es el de color naranja-.
Autorregular tu Sistema Nervioso, te va a permitir reconocer cuándo estás sintiendo miedo o ansiedad, y volver a un Sistema Nervioso Parasimpático Ventral (en español, a un estado de Seguridad y Calma).
Solo desde un estado de Seguridad y Calma, podemos pensar con claridad, discernir lo que es real de lo que estamos fantaseando, y responder de forma adaptada a lo que está sucediendo en nuestro entorno.
Al final de este artículo, te cuento algunas prácticas que puedes hacer en tu día a día, o en esos momentos de mayor ansiedad y miedo, para autorregular tu Sistema Nervioso.
2. Toma consciencia de tu herida de abandono
Para comprenderte mejor a ti misma, y poder acompañarte en este camino de sanación desde la compasión, la ternura y la paciencia, es hermoso que te abras a comprender dónde se originó esta herida.
No se trata en absoluto de culpar a tus padres o cuidadores, ellos lo hicieron lo mejor que pudieron. Se trata de que tú, como adulta, puedas comprender a tu niña, y así poder abrazarte cuando te veas desde el miedo, sabiendo que esa niña no necesita ser juzgada, necesita ser Vista, comprendida, amada y apapachada.
Observa tu historia.
Identifica esos momentos en los que te sentiste en peligro y no obtuviste respuesta, protección, contención o atención de tus cuidadores.
Identifica esos momentos en los que quiste conectar emocionalmente con tus cuidadores, y te encontraste con un ser distante, frío, inaccesible.
Identifica esos momentos en los que expresaste tus necesidades, y no fueron cubiertas, o fueron atendidas cuando ya era tarde.
Te invito a conectar con esa niña que fuiste, vulnerable, inocente. A sentir el desamparo, el abandono, que esa niña sintió. Y en este mismo instante, mientras sientes su dolor, te invito a abrazarla, a abrazarte.
Mientras te abrazas, te invito a transmitirle un mensaje amoroso a esa niña, que sigue ahí, asustada. Puedes decirle algo así como:
“Te Veo, mi niña hermosa. Sé lo que viviste y entiendo que ahora tengas miedo. Quiero que sepas que a partir de hoy, estoy aquí para ti y no te voy a dejar sola. Quiero que sepas que voy a estar cuidándote, atendiéndote, sosteniendo tus emociones y abrazándote cada vez que lo necesites. Voy a protegerte, voy a estar contigo, voy a darte todo mi amor. Porque te lo mereces. Te amo, nos amo”.
A partir de hoy y en adelante, te invito a cultivar esta relación con tu niña que se ha sentido abandonada tanto tiempo, que ha sentido que tenia que reclamar afuera para sentirse amada. Pero a partir de hoy, esa niña sabe que tú como adulta estás presente para ella, y puedes darle lo que necesita: atención y amor.
3. Toma consciencia de tu apego ansioso
Identifica tu máscara de dependencia:
Empieza a identificar cómo se siente en tu cuerpo cuando se activa tu máscara de dependencia. Ese impulso interno de miedo, de ansiedad, que te lleva a buscar afuera certezas de que no te van a abandonar, o a reclamar afuera que tus necesidades sean cubiertas.
Y para ello, obsérvate. Cuanto más te observes, más fácil y rápidamente podrás reconocer e identificar que se ha activado ese apego ansioso.
Te invito a prestar especial atención, durante este mes, a tus reacciones internas. Sin juicio, sin pretender que desaparezcan, simplemente observa y dite “ah! mira! se acaba de activar! esto es… lo veo”.Revisa tu diálogo interno
Una de las cuestiones que activan ese apego ansioso, es tu diálogo interno (“uy, me ha respondido muy seco al mensaje.. ay! espero que no se haya enfadado y vaya dejarme”).Tomar consciencia de tu diálogo interno te va a permitir desidentificarte de tus pensamientos y cuestionarte qué tan ciertos y reales son. Y crear esta distancia con tus pensamientos, también te va a permitir decidir cómo accionar (en lugar de reaccionar).
En este artículo te cuento más sobre ese diálogo interno y cómo puedes transformarlo.Cultiva una relación de apego seguro con tu niña interna
Cada vez que conectes con el miedo o la ansiedad y antes de llevar a cabo ese impulso de reclamar a tu pareja o figura de apego, haz una pausa, respira, abrázate y dite: “Estoy aquí contigo, te Veo, te amo. ¿Qué sientes?, ¿Qué necesitas?”.
Comprométete a estar siempre disponible para ti misma, para sentirte, para escucharte, para atenderte, para abrazarte cuando lo necesites. Empieza a descubrir cómo se siente una relación de apego seguro contigo misma, para después poder extrapolarlo al resto de tus relaciones.
4. Permítete conectar contigo
Es inconsciente, pero el hecho de haber vivido ese abandono emocional en la infancia, nos lleva a abandonarnos a nosotras mismas en la adultez. Por ello, uno de los puntos más importantes, es empezar a abrir espacios de reconexión contigo misma.
La diferencia entre “soledad” y “solitud” es que en la solitud hay una sensación agradable y disfrutona de ese espacio con una misma.
Te invito a empezar a poner tu foco en aprender a disfrutar tu tiempo contigo. A reservar momentos para ti. A descubrir el placer de pasar tiempo a solas. Porque cuando tengas la certeza de que contigo misma estás bien, ya no tendrás ese miedo atroz a que te dejen o abandonen.
Priorízate
Atiende tus necesidades de autocuidado: come algo rico y nutritivo aunque cocines solo para ti, reservarte un ratito a la semana para darte un baño o ponerte cremas en el cuerpo, pon tus necesidades como prioridad ante las necesidades de tu pareja.
Di “no” a hacer planer con el otro y quédate en casa leyendo o escribiendo en tu diario o bailando tu música favorita.
Invierte parte de la economía familiar en ti: ¿cuanto hace que no vas al dentista? ¿cuanto hace que no sales a tomarte un café con una amiga? ¿cuánto hace que no estudias un curso de algo que te encanta? ¿cuánto hace que reservaste tu ultima sesión con una terapeuta?,…
Toma las riendas de tu Vida
¿Cuáles son tu sueños? Si no lo sabes, esto ya te da muchas pistas sobre qué tanto estás descuidando tu Vida. Si sí lo sabes, ¿qué tanto estás enfocándote en ellos para lograrlos? Crea un plan de acción y permítete disfrutar del placer de estar haciendo lo que te enciende por dentro.
¿Qué proyectos tienes entre manos que te ilusionan? ¿Qué parte de tu día le estás dedicando a tus proyectos personales?
¿Hacia a dónde estás yendo en tu camino personal, más allá del familiar? ¿Quién te gustaría Ser, qué visión futura de ti te enciende?
¿Qué cosas te gustan? ¿Cuáles son tus hobbies? ¿Qué te encanta hacer? y, ¿cuánto tiempo le estás dedicando a esos placeres de la Vida?
Encuéntrate contigo
Dedica un par de ratitos a la semana a encontrarte contigo, con tu mundo interior, con tus emociones, con tus miedos, con tus anhelos y deseos, con tus movimientos internos,… Te dejo aquí el enlace a un PDF gratuito que creé: “11 Procesos Introspectivos, a través de 111 Preguntas Poderosas”
Journaling: Acostúmbrate a escribir un ratito, dos o tres veces en semana, y a hacerte preguntas como: ¿Cómo me estoy sintiendo estos días? ¿Cuáles son mis necesidades en este momento? ¿Cómo me siento en mi relación de pareja? ¿Cómo puedo comunicar y respetar mis necesidades? ¿Cómo me siento en mi cuerpo? ¿Qué necesito decirme a mí misma? ¿Cómo se está sintiendo mi niña interna?
Haz un viaje sola. Dependiendo de tus circunstancias, este viaje puede ser un viaje de un mes a Thailandia, o un viaje de dos días a un pueblito en las montañas que está a dos horas de tu casa. No importa. No importa cuánto tiempo ni qué tan lejos te vayas. Lo importante es que empieces a experimentarte en solitud. A verte cómo sí puedes desenvolverte sola. Y es muy difícil experimentar esto estando con tu pareja al lado. Regálate esta experiencia, aunque te de miedo al principio.
5. Pide ayuda profesional
Recuerda que no necesitas recorrer este camino sola. En este articulo te he dejado claves que están a tu alcance para empezar a transformar tu forma de vincularte, pero si sientes que se te está haciendo muy pesado, o llevas mucho sintiendo la angustia y la ansiedad del apego ansioso sin encontrar la forma de transformarlo, o si no sabes cómo llevar a cabo estos puntos que te he dejado más arriba, o si quieres vivir este proceso de forma más liviana, no dudes en pedir ayuda. Hay muchos profesionales que entienden por lo estás pasando, y que pueden acompañarte de la mano a transformarlo.
Y yo, soy una de ellas.
Ya sabes que soy Psicóloga Transpersonal y, además de escribir artículos, también acompaño procesos individuales de forma online. Y me encantará acompañarte en este viaje. Si quieres ver más información sobre mi acompañamiento terapéutico, puedes hacerlo en este link.
Hasta aquí el artículo de hoy.
Deseo de todo corazón que esta información te haya ayudado a tener más claridad sobre tu forma de vincularte, y que estas herramientas que te comparto te sirvan para empezar este nuevo viaje de vuelta a ti.
Haber leído este artículo ya es haberte dedicado tiempo, ya es haberte priorizado, ya es haberte abierto a sanar y transformar tus vínculos contigo misma, y con tu entorno.
Lo estas haciendo bien.
Un paso a la vez.
Gracias, gracias, gracias,
Nos amo, y nos quiero libres.
Aixa Seele ❤️🔥