Empecemos por el principio.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de la “historia que nos contamos”?
La “historia que nos contamos” es ese diálogo interno mediante el cual nos explicamos a nosotras mismas lo que significa eso que estamos experimentando en la Vida.
Por ejemplo:
Cuando te percatas de que tu pareja, que salió a comprar el pan hace más de 2 horas, aún no ha vuelto. Y no contesta a tus llamadas. En ese instante, tu mente va a tomar la información que tiene y va a darle un sentido a la situación:
- “Ay, ¿será que le ha pasado algo? Él siempre contesta… qué raro, ya me estoy preocupando, espero que llegue pronto…”
- “¿Tendrá morro? me dice que va a por pan, y después de dos horas aún no ha vuelto, y encima no me ha avisado. Parece que le importo una mierda.”
- “Todo bien, seguro que se ha entretenido a hablar con alguien y no se está enterando de mis llamadas. Ya llegará.”
- “Sospechoso… vamos, es que pondría la mano en el fuego de que me está engañando con alguien.”
Como ves, hay muchas formas de interpretar y explicarnos la realidad que vivimos.
Y, la mayoría de veces, lo hacemos como si eso que pensamos fuera La Verdad (el territorio, en PNL), y no nos percatamos de que solo es la “historia que nos contamos” (el mapa, en PNL).
¿Cómo influye la “historia que nos contamos” en nuestra Libertad?
La historia que nos contamos determina nuestra estrategia, es decir, la forma en la que decidimos actuar para afrontar la situación.
Y nuestra estrategia, define nuestros resultados.
Eres capaz de experimentar la Vida que te cuentes que eres capaz de Vivir.
Vamos paso por paso.
La historia que nos contamos determina nuestra estrategia.
Veámoslo a través del ejemplo anterior. Observa cómo deducimos la estrategia a partir de la historia que nos contamos:
- “Ay, ¿será que le ha pasado algo? Él siempre contesta… qué raro, ya me estoy preocupando, espero que llegue pronto...”
Estrategia 1: Esperar a que llegue para quedarme tranquila. Si no llega en la próxima hora, preguntar a los vecinos y llamar al hospital más cercano. Si a la noche no ha llegado aún, llamar a la policía.
- “¿Tendrá morro? me dice que va a por pan, y después de dos horas aún no ha vuelto, y encima no me ha avisado. Parece que le importo una mierda.”
Estrategia 2: Si me llama, no contestarle, que se joda como me estoy jodiendo yo. Esperar a que llegue para echarle la bronca. Pedirle explicaciones para que me demuestre si le importo o no, y decidir si me quedo o me voy.
- “Todo bien, seguro que se ha entretenido a hablar con alguien y no se está enterando de mis llamadas. Ya llegará.”
Estrategia 3: Seguir tranquila haciendo mis cosas. Estar pendiente del móvil por si me llama. Si no llama, cuando llegue, preguntarle cómo ha ido y qué ha pasado en el camino.
- “Sospechoso… vamos, es que pondría la mano en el fuego de que me está engañando con alguien.”
Estrategia 4: Llamar a mi amiga para contarle el drama. Entrar a su compu para revisar su email y sus fotos. Si no encuentro nada, esperar a que vuelva para mirarle los mensajes del móvil a escondidas.
Como ves, la historia que nos contamos es la que determina que tomemos una estrategia u otra. Y, dependiendo de la estrategia que tomemos, obtendremos unos resultados u otros.
La historia que nos contamos define nuestros resultados.
Siguiendo el mismo ejemplo, dependiendo de qué estrategia tomemos, cuando nuestra pareja llegue a casa se va a encontrar con un abrazo, o una bronca, o una conversación rica, o una mirada desconfiada. Y cada una de esas acciones va a desencadenar un resultado distinto en nuestra relación.
No podemos cambiar nuestros resultados,
hasta que no cambiemos nuestra estrategia.
Y no podemos cambiar nuestra estrategia,
hasta que no cambiemos la historia que nos estamos contando.
Para poder elegir qué resultados deseamos obtener en la Vida,
necesitamos, primero, elegir qué historia nos queremos contar.
Por eso, muchas veces nos damos cuenta de que no estamos obteniendo los resultados que queremos, pero tampoco vemos cómo podríamos hacerlo diferente. Porque solo vemos el rango limitado de opciones que se despliegan a partir de esa historia que nos estamos contando y, hasta que no cambiemos esa historia, no veremos otras estrategias posibles que nos conduzcan a otros resultados distintos.
Ejercicio de introspección: observa un aspecto de tu Vida con el que no te sientas satisfecha. Ahora observa qué historias te cuentas al respecto, y qué estrategias estás accionando a partir de ahí. No necesitas juzgar nada, solo observar.
Entonces, ¿Cómo podemos cambiar la historia que nos contamos para que vaya a nuestro favor?
Para responder a esta pregunta, empecemos observando qué define nuestra historia, es decir, qué hace que nos contemos una cosa u otra.
Hay dos elementos principales que influyen en la historia que nos contamos.
El primero de ellos: la emoción o estado emocional del momento.
La emoción o estado emocional es la química segregada en nuestro cuerpo, es decir, cómo nos sentimos: agradecida, desconfiada, tranquila, preocupada, empoderada, enfadada, inspirada, infravalorada, entusiasmada, triste, desafiada, motivada, amenazada, segura, frustrada, útil, esperanzada, incómoda, aburrida, amada, capaz, impotente, especial, culpable, melancólica, satisfecha, asustada,…
El estado emocional en el que nos encontramos influye en la historia que nos contamos.
Veamos este otro ejemplo:
Estamos emprendiendo nuestro propio negocio y acabamos de realizar el lanzamiento de nuestro nuevo taller. Ya hace 3 horas que vió la luz y aún no se ha inscrito nadie.
- Si nos sentimos seguras de nosotras mismas, posiblemente nos contemos algo como: “Quizás no lo han visto aún! O quizás no saben cómo este taller podría ayudarles… voy a grabar un video para explicarles en qué les puede ayudar y qué pueden esperar, y voy a compartir un sticker de preguntas por si tienen dudas!” (acciones constructivas)
- Si nos sentimos inseguras de nosotras mismas, posiblemente nos contemos algo como: “Seguro que a nadie le interesa mi taller, no tiene tanto valor, y hay muchas otras personas que saben más que yo y que tienen infoproductos mucho mejores. Y todos verán que nadie se ha apuntado, y quedaré fatal, me siento haciendo el ridículo. Si veo que no me escribe nadie en el día de hoy, lo borro. Creo que aún no estoy preparada para esto.” (acciones destructivas)
Y, a la vez, la historia que nos contamos influye en nuestro estado emocional.
Siguiendo con el ejemplo anterior:
- El primer diálogo interno (cuando nos sentimos seguras) nos lleva a un estado de motivación, de querer dar más, de apertura, de superación, de confianza, de esperanza, de ilusión y entusiasmo.
- El segundo diálogo interno (cuando nos sentimos inseguras) nos lleva a un estado de desmotivación, de desconfianza en nosotras mismas, de pesimismo, de impotencia, de infravaloración, de autorechazo, de fracaso, tristeza y dolor.
La historia que nos contamos y nuestro estado emocional se retroalimentan, es decir, se influyen mútuamente.
No podemos sentirnos empoderadas, si nos estamos contando una historia desempoderante.
Y, no podemos contarnos una historia empoderante, si nos estamos sintiendo desempoderadas.
Y, he aquí, la paradoja.
Es un círculo vicioso, que se retroalimenta a sí mismo, por eso nos cuesta tanto salir de ahí:
Cuanto peor nos sentimos, más deplorables son las historias que nos contamos, que nos llevan a unas estrategias y a unos resultados insatisfactorios, lo cual nos hace sentir aún peor.
Cuanto mejor nos sentimos, más constructivas son las historias que nos contamos, lo cual nos lleva a tomar estrategias más elevadas que nos llevan a resultados más alineados con nuestro Ser, lo cual nos hace sentir aún mejor.
Entonces, ¿Cómo podemos salir de ese círculo, cuando no está siendo constructivo? ¿Cómo podemos elegir, creativamente, en qué círculo movernos?
Aquí es cuando entra en juego el segundo elemento que filtra la historia que nos contamos. Si el primer elemento es la emoción o estado emocional, el segundo, es el foco.
Nuestro consciente no puede atender a toda la información disponible, es demasiada (nuestro cerebro procesa 400.000.000.000 de bits por segundo, y solo somos conscientes de unos 20.000 bits/seg). Para ello, hay una estructura cerebral llamada SAR (en este post te hablo acerca del maravilloso SAR) que es capaz de filtrar la información y enfocar nuestra atención solo en aquello que consideramos importante. Lo demás, se almacena en nuestro subconsciente sin darnos cuenta.
Como cuando el frigo deja de hacer ese ruidito, y entonces, recién, te “das cuenta” de que todo el tiempo estuvo ese ruidito de fondo. Y fue, cuando paró, cuando notaste el silencio y dedujiste que antes había un sonido y que ahora ya no está más. ¿Te ha pasado?
Cuando hablamos de nuestro foco, nos referimos a esa parte de la información de la que somos conscientes, esa información que estamos eligiendo (consciente o inconscientemente) atender, observar, “darnos cuenta”.
Nuestro foco es el que determina a qué pedacito de nuestra experiencia estamos poniendo atención y, por lo tanto, cuando cambiamos el foco, también cambia nuestra percepción y se abre una nueva visión ante nuestros ojos, que nos permite formular una nueva historia.
Vamos a desarrollar un ejemplo para ver cómo el foco puede transmutar el círculo vicioso historia-estado. Voy a compartirte un ejemplo personal.
En septiembre de 2022 decidí entusiasmada que iba a crear un curso “Laboratorio del Caos: organiza tu Vida y dale dirección a tus pasos”. Creé la estructura y empecé a desarrollarlo. En mitad del desarrollo, se me ocurrió preguntar a mi comunidad de instagram qué era lo que más les frenaba a la hora de tomar las riendas de su Vida, y la gran mayoría me respondió con un “miedo al cambio”. Después de ver esas respuestas, me dije que mi curso necesitaría una primera etapa donde enseñar cómo gestionar el miedo. Así que me puse a crear esta etapa, y en el proceso, me di cuenta de que era el momento de desarrollar una herramienta que vengo gestando hace tiempo y que sirve, justamente, para vivir el proceso de cambio conscientemente atravesando el miedo. Así que me puse a desarrollar esta herramienta (a día de hoy sigo desarrollándola), y en ese momento recuerdo que me dije: “Buf… así nunca voy a acabar el curso, siempre voy de una cosa a otra y nunca concreto nada”. En el momento en que conecté con esa historia, me sentí impotente (sin Poder), como si no fuera capaz de manifestar en mi vida aquello que anhelo en mi corazón. Durante unos días, seguí creyéndome esa historia y sintiéndome desempoderada, agobiada, sin entusiasmo por crear. Una mañana, decidí sacar mi carta del día del Tarot, y me salió el 9 de copas. Esta carta nos habla de poder observar todo lo que hemos logrado hasta este momento, observar lo que ya hay en nuestra vida, aquello que ya se ha manifestado. Nos recuerda que nunca estamos en la meta, que siempre podemos ir a por más, y nos insta a poder reconocer lo que hay en este momento, antes de seguir avanzando. Cuando vi esa carta, PUM! Mi foco cambió. Me percaté de todo eso que hasta el momento estaba pasando desapercibido para mí y emergió una nueva historia: “Llevo 5 años viviendo una Vida Nómada, estoy emprendiendo haciendo lo que más amo en el mundo (acompañar procesos de transformación), estoy viviendo en una casa en mitad de las montañas de California, con una mujer hermosa a la que amo profundamente y una tribu animal que considero familia (2 perros y 5 gatos). Me siento repleta de amor, viviendo la Vida de mis sueños que yo misma he co-creado… qué gratitud tan inmensa por lo que mi Vida Es, por lo que yo Soy”. Me di cuenta cómo me había estado enfocado tanto en ese proceso creativo que estaba siendo más largo de lo que esperaba, que me había olvidado por completo de que estaba, de hecho, viviendo la Vida de mis sueños. A partir de ahí, volví a conectar con mi Poder Creativo, y a actuar como quién sabe que está destinada al éxito.
Cuando cambiamos nuestro foco y atendemos a otras partes de nuestra experiencia de Vida, también cambia nuestra visión, y nos contamos una historia más alineada que nos lleva a conectar con un Yo más empoderado. Y así, la nueva historia y el nuevo estado emocional se retroalimentan en esa nueva forma de afrontar la situación.
Ejercicio de introspección: observa de nuevo ese aspecto de tu Vida con el que no te sientes satisfecha y pregúntate: ¿en qué me estoy enfocando? ¿en el problema o en la solución? ¿en el error o en la experiencia? ¿en lo que me falta o en lo que tengo? ¿en lo que no controlo o en lo que sí está bajo mi control? ¿en lo negativo o en lo positivo? Observa cómo cambiando el foco, también cambia la historia que te cuentas acerca de ese aspecto y de quién eres tú, y esto te lleva a un estado emocional más amoroso, más power. Lo que parecía un problema, se disuelve.
¿Cómo logramos generar una transformación en nuestra Vida -y no solo un cambio temporal-?
A veces pasa que conectamos con un nuevo foco/historia/estado/estrategia que nos expande pero nos resulta tan desconocido (a nivel cerebral), que tendemos a volver a nuestros patrones antiguos (esto le parece más seguro a nuestro cerebro, ya que hasta ahora hemos sobrevivido siendo quienes somos, ¿para qué cambiar?)
PD: si te gustaría entender mejor cómo funciona tu cerebro a nivel subconsciente y cómo detectar esas resistencias que nos ofrece, te invito a leer este post.
Cambiar el foco por un instante, contarnos una historia diferente un par de días o sentirnos bien un rato, también nos va a llevar a actuar diferente solo por un momento. Y eso, no va a cambiar los resultados de la inercia que llevamos cultivando y sosteniendo tiempo. De todas formas, este contacto momentáneo con una nueva visión nos es muy útil para “darnos cuenta” de que hay mucho más que lo que nos estamos contando, y esto nos instará a continuar con la búsqueda.
Para que se produzca una transformación real en nuestra Vida -y no solo un cambio momentáneo- necesitamos transformar nuestra Identidad, es decir, necesitamos sostener suficientemente en el tiempo esta nueva forma de ver, de pensar y de sentir que nos lleva a nuevas maneras de actuar; de forma que integremos un nuevo autoconcepto, una nueva historia acerca de “Quién Soy”, más alineado con nuestro Ser.
Es, justamente, la transformación de la identidad, lo que permite que puedas experimentar una Vida más expandida, más libre, más auténtica, más plena.
Si tienes ganas de profundizar en cómo transformar tu identidad, te lo cuento en este post. Por hoy, lo dejamos aquí.
Gracias, gracias, gracias.
Nos amo.